martes, 26 de abril de 2016

Habitándome Antonio.


Vivo en un pueblo blanco, montañoso y lejano,
mis raíces crecieron en tierras de Almería
y  traje a compartir en el campo castellano
mi pluma, mis ideas y toda la poesía
que pude recoger en la palma de mi mano.

Añoro de mi infancia, con gran melancolía,
el canto de los grillos, las noches del verano,
el olor de los campos al despuntar el día
y el rumor de las fuentes que abre el hortelano
para regar la tierra que abrasa la sequía.

Amo la soledad mas acepto lo cercano,
el silencio me llena más que la algarabía,
me avergüenza  mucho hablar cuando yo soy profano,
ansío la libertad, valoro la teoría
y a todo el que me habla le considero hermano.

Cuando escribo me olvido de la categoría
y busco casi siempre lo sencillo y humano,
no siempre lo consigo, e intento la armonía
entre lo que persigo y lo que viene a trasmano,
huyendo a ser posible de la sensiblería.

Con las mujeres sueño descubrir el arcano
de su innato atractivo para mi buena hombría
y trato su discurso con espíritu sano
sin quedar enredado en su filosofía
ni perder la ilusión de pretender que gano.

Yo sé que lo insondable vendrá tarde o temprano
y no podré llevarme lo que yo desearía
pero os dejo mi sombra y con mi verso llano
la expresión  auténtica de lo que yo os quería
cuando mis ojos duerman y no tiemble mi mano.




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